Desde septiembre de 2014, Apple cuenta con nuevas funciones de privacidad en el iPhone y en el iPad que encriptan los datos de manera que después es imposible acceder sin el consentimiento del usuario.
Sin embargo, esta privacidad ha creado una guerra judicial entre Apple y las autoridades de Estados Unidos, como el FBI. Pues Apple defiende que no puede acceder a los datos de sus teléfonos móviles y tabletas, lo que está dificultando y poniendo impedimentos a las tareas de investigación criminal y delictiva por parte de las autoridades. La Justicia sin embargo, ha dado la razón finalmente al FBI y demás instituciones.
Por este motivo, para la investigación del sospechoso responsable del tiroteo de California en el que murieron 14 personas, un tribunal federal ha ordenado a Apple que ayude a los agentes del FBI a piratear el dispositivo del posible autor. La orden judicial reconoce que desencriptar los datos es técnicamente imposible, pero exige a Apple que trabaje en una alternativa para encontrar una solución ante estas situaciones.