Los términos y condiciones de las redes sociales y aplicaciones móviles se han llegado a convertir en verdaderas leyes virtuales de las grandes multinacionales tecnológicas que, en muchos casos, se enfrentan con las leyes nacionales y supranacionales.
El último caso fue el conflicto entre Facebook y Alemania el verano pasado, cuando la Autoridad de Protección de Datos de Hamburgo determinó que la red social, que pretendía aplicar su medida de nombres reales, “no podía cambiar, eliminar o bloquear las cuentas con pseudónimos o alias de los usuarios alemanes, ni solicitar que estos se identificaran para utilizarlos, ya que iba en contra de la legislación germana sobre privacidad”.
Y aunque Facebook realizó cambios para suavizar esta política interna, el Tribunal Administrativo de Hamburgo ha acabado dando la razón a dicha plataforma. La justificación ante esta resolución es que, “en Europa, Facebook se gestiona desde su filial irlandesa, por lo que la legislación de ese país -que aceptó esa política de nombres reales- siempre tendrá prioridad sobre la normativa alemana”.
Además de este caso, la red social también ha terminado ante los tribunales en otras ocasiones, como por ejemplo en Francia por las “cláusulas abusivas” en sus condiciones de servicio generales, o en Alemania, por la opción de búsqueda de amigos en Facebook.
Y es que en el contexto actual, las nuevas empresas 2.0 hacen frente día a día a conflictos jurídicos, sin embargo, al mismo tiempo, facilitan que la legislación avance hacia una adaptación a la nueva realidad del siglo XXI.