El buen orador es aquel que sabe ganarse la voluntad de sus oyentes, no sólo a través de las palabras, sino utilizando todos los recursos del lenguaje corporal. Estas dos herramientas, la Oratoria y la Comunicación No verbal, nos permiten mejorar aspectos tanto de nuestra vida profesional como personal, como por ejemplo nuestra capacidad de liderazgo, trabajo en equipo, capacidad de venta, comunicación efectiva… siempre con el fin de hacer llegar nuestro mensaje al público oyente.
¿Cuántas veces nos hemos paralizado mirando una conferencia TED? ¿O cuántas veces nos hemos emocionado por mensajes de líderes carismáticos como Martin Luther King? La oratoria es una herramienta muy poderosa a la hora de convencer, imprescindible para poder abrirnos puertas a mejores oportunidades de vida, incrementando nuestra confianza, moral y seguridad social.
A lo largo de los años se han identificado diferentes técnicas y estrategias que nos ayudan a mejorar nuestra capacidad de comunicar con la palabra. Entre las más utilizadas están aportar un discurso con una única idea y/u objetivo principal o tener un discurso estructurado, sin dejar nada al azar, para sentirnos más seguros.
Así, la oratoria es la base de la comunicación verbal, pero no es suficiente a la hora de hacer llegar el mensaje eficientemente. Tenemos que saber expresar nuestra idea no sólo con palabras, sino utilizando también la gesticulación (comunicación no verbal) para enfatizar el mensaje, haciéndolo más exacto y fácil de entender por el emisor.
Según Albert Mehrabian, durante el proceso comunicativo el 7% de la información se le atribuye a la palabra, el 38% a la voz (entonación, proyección, …) y el 55% al lenguaje no verbal o corporal (gestos, posturas, movimiento de ojos…). Así, aunque no sea tan evidente, este último tiene una importancia fundamental a la hora de comunicar.
Dentro del lenguaje no verbal podemos diferenciar diferentes tipos: el gestual, el lenguaje de la ropa (actitudes, personalidades), el visual, la mirada y el paralenguaje (sueños y silencios). Así, dominar las diferentes áreas de comunicación no verbal nos ayudará a evitar errores que pueden afectar o provocar problemas en nuestras conversaciones o presentaciones. Errores típicos son cruzar los brazos o los piernas, jugar con objetos mientras se habla, rascarse, ponerse las manos detrás de la cabeza cuando se está sentado.
Un ejemplo de la gran importancia de inspirar confianza en tus ideas mediante el lenguaje no verbal se puede ver en el mundo de la emprendeduría. Muchos emprendedores necesitan el apoyo de los “Business Angels” para obtener financiación. Estudios han demostrado que estos últimos buscan emprendedores que les inspiren confianza, y esta se crea en los primeros 30 segundos o menos. Pero, el más crítico es que el 93% de este impacto se produce directamente en la inconsciencia, en la cual tiene una enorme influencia la comunicación no verbal (gestos, miradas, posiciones… los cuales representan el 55% de la interacción) y la comunicación para-verbal (entonación, volumen… que representan el 38% de la interacción). Así, sólo un 7% de la efectividad de nuestra comunicación en los primeros 30 segundos corresponderá a lo que realmente decimos.
Resumiendo, un dominio de la comunicación no verbal nos permite reforzar nuestro mensaje, expresarnos con claridad y transmitir nuestro estado de ánimo, pero también nos permite leer las expresiones de la persona o grupo que tenemos delante.
Si te gustaría mejorar tu capacidad argumentaria y la expresión oral, conociendo las principales técnicas para efectuar presentaciones eficaces en público, infórmate aquí sobre el curso de Espai 114 “Oratoria y comunicación no verbal” del 25 y 26 de abril.