Los virus cada vez son más sofisticados y el coste de los ataques sobrepasa los 350.000 millones de euros. Ante la ausencia de fronteras digitales, los expertos recomiendan la creación de un organismo internacional y más colaboración entre países para reforzar la ciberseguridad y hacer frente a estas amenazas.
Las empresas cada vez son mayores, y ninguna puede protegerse completamente ante todos los ataques (los costes serían demasiado altos). ¿Qué pueden hacer? Pues, sin descuidar la protección de la otra, seleccionar la información más sensible, la más valiosa, y blindarla
“…seleccionar qué es lo que más les interesa proteger y centrar sus esfuerzos en ello” (Dominik Bark, director de líneas financieras de Zurich Global Corporate).
“…los costes para una empresa serían tan elevados que no podría asumirlos. Su única opción es seleccionar aquella información que es vital proteger y ocultarla” (Martin Borrett, ingeniero de IBM).
En Internet no hay fronteras. Eso supone una gran oportunidad para la gente que quiere lucrarse. Es necesario crear un organismo supranacional porque en el ciberespacio los límites son más difusos que en los mapas políticos. La fragmentación del mundo físico dificulta que los Gobiernos colaboren y compartan información sobre sus amenazas y los ataques que sufren.
Los hackers ya no solo atacan dispositivos. A principios de año, Alemania reconoció que un virus paralizó y dañó gravemente unos altos hornos en la región del Ruhr. Así pues, la creciente digitalización también afecta a la vida industrial. Es el deterioro de algo material causado por un virus. La ciberseguridad empieza a ser tenida en cuenta para calcular el nivel de riesgo financiero de las empresas; la ciberseguridad no es un fenómeno aislado. Los drones, o la impresión 3D, están ampliando el riesgo en Internet y las normativas vigentes resultan insuficientes para garantizar la seguridad de la estructura cibernética del mundo.
Se recomienda la creación de un consejo de ciberestabilidad para fortalecer las instituciones globales y la creación de un sistema de alerta cibernética basada en el sistema de trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para mejorar la gestión de la crisis y se alienta al sector privado a participar en el intercambio de información.