La Seguridad Social sólo tiene registrados 10.000 de los 300.000 autónomos dependientes de un solo cliente y que, en realidad, actúan como asalariados, son los llamados “falsos autónomos”: empleados obligados a hacerse autónomos, para que la empresa no pague la Seguridad Social.
Son trabajadores que no están en la plantilla de la compañía, pero que operan como asalariados suyos, con una disciplina, horarios, jornadas y cometidos, no existiendo una relación laboral estricta entre empresa y trabajador, sino que, muchas veces, es un contrato mercantil y el trabajador autónomo factura a la empresa con la que trabaja.
Inspección de Trabajo denuncia y persigue el “fraude” que están cometiendo muchas empresas con este tipo de trabajadores. El objetivo es ahorrarse los costes de la Seguridad Social y salariales, además de poder prescindir de ellos con mayor facilidad que con los asalariados.
Joan Lladó
Abogado