Redactar bien un testamento implica tener en cuenta plazos, nombrar a los herederos y determinar cómo se repartirán los bienes. Así, se evitarán problemas con la herencia.

Las últimas voluntades de un fallecido plasmadas en un testamento pueden terminar siendo papel mojado si el documento no está correctamente redactado, produce alguna ambigüedad o no se tienen en cuenta los plazos.

El testador, a la hora de redactar su testamento, debe tener en cuenta una serie de aspectos.

• El principal, tener claro quien o quienes serán los destinatarios de su patrimonio, es decir, sus herederos.
• Debe reflejar los datos de los bienes que se quieren identificar de forma particular, por ejemplo, inmuebles, incluyendo la dirección y, si dispone de ellos, los datos registrales o referencia catastral que está en el IBI.
• Igualmente, deben aparecer las normas de reparto de bienes y las instrucciones concretas que el testador quiera trasladar a las personas beneficiarias.

Vamos a dar unos consejos que evitarán los problemas más comunes en las herencias:

1. Lo primero es aconsejar hacer testamento o modificar el anterior, para repartir bien la herencia y, no dejar que el reparto lo hagan los herederos para evitar disputas.

Que se haga su voluntad y no dejarlo a que lo haga la Ley si no se hace testamento.

2. Individualizar los bienes de la herencia y que los herederos no tengan que hacer nada para evitar problemas en la familia.
3. Concretar las legítimas.
4. Evitar los usufructos.
5. Cuidado con los testamentos hacia extraños (la persona que lo cuida, fundaciones, etc.)
6. Utilizar los pactos sucesorios.
7. Constituir empresas familiares con bonificaciones.
8. Considerar los derechos del cónyuge viudo.
9. Nombrar beneficiarios de los seguros de vida, planes de pensiones, etc.
10. Acordarse de cambiar el testamento ante nuevas situaciones familiares, económicas, embargos, etc.

Como última recomendación y, antes de que se redacte, le recomendamos que se acompañe de un profesional asesor que le oriente y aconseje para procurar que su voluntad se plasme debidamente para su correcta ejecución y evitar excesivas repercusiones fiscales, y el coste será menor respeto a la tranquilidad de tener un documento para que se hagan las cosas bien.