Saber cómo medir la salud financiera de una empresa es un aspecto clave que determina la supervivencia y el crecimiento de cualquier compañía, más todavía en un contexto inflacionario como el actual.
Más allá de eliminar la dependencia de una única fuente de financiación, toda compañía debe leer en detalle y entre líneas las cifras de su estado financiero para poder detectar los riesgos a los que se enfrenta y saber buscar alternativas a tiempo. Es vital para asegurar un negocio en el que, en muchas ocasiones, el margen de error es pequeño y la línea que divide la solvencia y la continuidad de una idea de negocio frente al fracaso es muy difusa.
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Medidas para gestionar la salud financiera de tu negocio
Hay medidores clave que suponen un mínimo común denominador exportable a cualquier compañía a la hora de evaluar su salud financiera:
- Las ventas, el aspecto más básico de la supervivencia empresarial. Las ventas son la parte más básica detrás del funcionamiento de cualquier empresa. Cualquier indicador que afecte a las ventas, como la variación del precio, es susceptible de impactar en la evolución de las ventas de cualquier proyecto empresarial. En este sentido, es importante evaluar si se está cumpliendo con las metas de ventas o si es necesario impulsar estrategias comerciales.
- El margen bruto, los beneficios de la compañía tras deducir los costes directos. No es suficiente focalizarse en tener unas altas ventas, sino que es importante entender cuánto se gana después de deducir los costes directos de producción o adquisición. Por ello, hay que tener en cuenta que ese margen bruto no sólo debe ser positivo, sino suficiente para cubrir todos los costes fijos de actividad que se puede tener en un negocio. En este sentido, es importante evaluar si el precio es acorde con los gastos de producción y las subidas que pueda acarrear la inflación.
- EBITDA, el indicador clave para conocer cuánto genera el negocio. El EBITDA es una métrica fundamental para evaluar la rentabilidad de un negocio. Muestra de forma directa el beneficio de una empresa antes de restar los intereses que debe pagar por la deuda contraída, los impuestos propios de la naturaleza del negocio, las depreciaciones por deterioro de éste y la amortización de las inversiones realizadas ya que muestra cuánto genera realmente el negocio.
- Deuda, un aspecto de suma importancia que ha de mantenerse bajo control. Además de la relación de deuda EBITDA, es importante evaluar la cantidad total de deuda de una empresa en relación con su patrimonio neto. Monitorizar y conocer al detalle el nivel de endeudamiento proporciona una visión más amplia de la salud financiera de cualquier empresa. Mantener el nivel de deuda bajo control es esencial para garantizar la solidez de una empresa a largo plazo.
- Tesorería, el análisis que ayudará a mantener la liquidez de la compañía. La gestión de la tesorería es fundamental para la supervivencia de la empresa. La liquidez es el recurso vital que asegura que la compañía pueda cumplir con los compromisos financieros a tiempo. Sin una gestión adecuada de tesorería, la empresa podría enfrentar problemas de flujo de efectivo que podrían llevar al cierre.
Todos estos indicadores proporcionarán un análisis de la salud financiera del negocio, que facilitará la toma de decisiones eficientes basadas en datos para asegurar su continuidad.
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